sábado, 1 de agosto de 2009

ODIO LAS LLAMADAS DE CELULAR DE MARIETTA MORALES RODRÌGUEZ .


Tenia la necesidad de estar sola frente a la pantalla del computador . Escribir , escribir , escribir , como si fuese lo ùltimo que hiciera en mi vida . Esa deliciosa sensaciòn de sentir el sonido del teclado , en el silencio monacal de mi casa . Mientras mis Padres pasaban el fin de semana en la playa . El televisor apagado , solamente la presencia de Catalina , mi gata , era mi ùnica compañìa . Es un estado ideal . La taza del humeaste y la luz de mi lámpara eran mis compañeros màs fieles . En ese momento no existía nada . Ni amigos , ni fiestas , ni trabajo , ni amantes .
! Paren el mundo , que yo me bajo ! , era mi grito de guerra . Me encanta estar sentada frente al computador , y dejarme llevar por un cúmulo de emociones frente al papel en blanco , como si fuese un amante nuevo por descubrir . Estaba llena de proyectos y ideas . Pero estaba saturada por las llamadas telefònicas del celular . Los correos electrònicos . Las invitaciones . Las personas que se me acercaban para pedirme algùn favor . Los comentarios mal intencionados , y el cansancio . Ese cansancio , propio de los seres ambiciosos . Odiaba el celular . Lo odiaba con toda mi fuerza . Era el instrumento de los ociosos satánicos . El transmisor de chismes . La pequeña radio subersiva . El celular era un mal necesario . Con el e-mail eran mis únicos medios de comunicaciòn . Cada vez que sonaba el celular era para alterarme con algùn chismes , un comentario , una invitaciòn a salir . Los amigos aburridos con sus dramas sentimentales . Marcaba cada nùmero en forma religiosa en el celular , pero no lograba en forma absoluta tener el control sobre las personas que llamaban . Soñaba con recibir buenas noticias . Ganar un proyecto , un premio , una entrevista para un trabajo serio . Rara vez ocurrìa esto . El bendito celular deseaba tirarlo lejos , muy lejos , pero no podìa hacerlo .
El celular era un aliado odioso . Muchas veces soñaba con vivir en un lugar apartado como una anacoreta y no tener conexiòn con nadie . Dedicarme solamente a escribir y leer , y tomar mi càmara fotogràfica para tomar las mejores tomas de un paisaje distinto al urbano .
Gozaba viendo los programas de viajes exòticos , donde la tecnología no invadía la vida cotidiana de pueblos perdidos en el mapa . Pero este sueño no era posible que se hiciera realidad . Tenia que estar por fuerza en un entorno que no me hacia feliz plenamente .
El celular era el símbolo del hastió . Odiaba recibir llamadas en mi casa , cuando estaba escribiendo . Consideraba una soberana perdida de tiempo , conversar con todos esos poetas flojos , que solamente eran leídos en sus casas . Por su falta de talento y inteligencia para enfrentar la vida . Zànganos ociosos por comer y beber gratis en los encuentros de poetas . Siempre le entregaba un correo falso , para que dejaran de molestar . Mi verdadero e-mail lo tenia Matìas y Sebastiàn . Los demàs me parecían seres irrelevantes y carentes de valor .
El mail era un instrumento de trabajo importante para mi . Me ahorraba la fila del correo tradicional . Lograba escapar de la rutina de tener que ir a entregar mis artículos y cuento a mi editor . Se lo enviaba por E-mail . Lograba zafarme de los comentarios de las secretarias y seres anónimo . Evitaba caminar por los pasillos del diario , subir escaleras , entrar a la oficina del editor , sentir el olor del café . el sonido del tecleo del computador , el brillo de los pisos . Era la imagen viviente de un poema de Pablo Neruda . " Sucede que me canso de ser hombre ". Caía en la contradiciòn de amar la vida social , los eventos culturales , y toda la farándula . Mi sueño era vivir en Barcelona . Todos mis amigos me comentaban las maravillas de vivir en una ciudad tan cosmopolita . Llena de vida nocturna , talleres literarios , eventos . La posibilidad de conocer al mismísimo director de cine Pedro Almòdovar . Barcelona era mi tierra soñada . Yo seria una reina caminando por sus calles , sin el odioso celular .