Hacia la brújula de Salamanca,
se escucha un zumbido de cabriolas ,
sobre el atardecer de la casa ,
con esos remolinos luminosos .
Esas luces que se apagan en el espacio infinito ,
con el fuego del atardecer .
Se apagaron las fogatas de un templo de soles .
El baile del fuego de Cáliz .
Es el frió en Salamanca.
Es el dibujo de las cabriolas ,
en el palpitar de los juegos del jardín .
Son ellos como pequeños maremotos ,
que giran en los círculos de Salamanca ,
en el vuelo del Albastro .
Nadie hizo el fuego ,
no llegaron cartas ,
ni señales de humo .
Es el silencio ,
hacia la brújula de Salamanca .
POEMA DE MARIETTA MORALES RODRÌGUEZ
