miércoles, 25 de junio de 2008

EL ALIENTO DEL ORO BLANCO





Si el universo era el polvillo
que cayò en la tranquilidad del desierto .
Se iniciò el canto de dolores y alegrìas ,
alegorìa de un espectro legendario ,
que pulula contando historias
entre ruinas de un teatro abandonado .
La noche estrellada es el marco
de una antigua pelìcula muda .
Los cuerpos momificados reviven
la costumbre de romper las sàbanas al sol .
Desde que los relojes
se activaron con el big bang del universo ,
en el pueblo vacìo se puede sentir
el sonido de una flauta renacentista ,
entre los escombros
de un laberinto sin minotauro .
En lo alto de la luna
se rompiò el costal de harina
casas , calles , maquinarias
como esqueletos prehistòricos .
La plaza evocando la cocina
de una doncella de los cien años .
Es el mudo testigo de esos juegos
traviesos de los enamorados .
Quedaron vestigios de ese ùltimo viaje
del tren que corriò como atleta de luz.


MARIETTA MORALES RODRÌGUEZ