Camina aquella novia
en los pasillos del cementerio ,
tras la noche que cae en la ciudad ,
frente al calor
en la esquina del viejo bar .
Almas errantes entran
en los orificios del memorial .
Flores secas entran
como polvillo en los pulmones
de los que marcan los adoquines frìos ,
junto al canto de un mendigo .
En la florerìa todavìa
se venden rosas sin espinas ,
para el fantasma que atormenta mi cama
junto con el dormir de los gallos
que pelean en el ruedo de la vida .
Es algo màs que el sentir
las coronas de flores
por el carretero de la muerte ,
que lleva a cuesta
el pajal de esos llantos silenciosos .
MARIETTA MORALES RODRIGUEZ
Bitácora poética de sueños y grandes esperanzas .
