lunes, 23 de julio de 2007

LA SOLEDAD DE UNA CATEDRAL

La entrada de la Catedral de Antofagasta es frìa , dolorosa , silenciosa . Siempre con la presencia de alguna anciana miserable en busca de algunas monedas para apaliar el hambre y el frio .La nave central es impresionante y los vitrales brillan con los rayos del sol . De vez en cuando voy cuando el dolor entra en mi corazòn como el filo de una navaja . Suelo buscar tranquilidad y una bocanada de esperanza en la Catedral .Soy exceptica frente a las religiones en general , pero entrar en la iglesia de cualquier lugar del mundo , me hace olvidar el constante caos de la vida urbana . Ver el rostro de esos seres anonimos que a travès de las oraciones y los cirios , buscan limpiar sus culpas y dolores frente a la imagen del Mesìas . Veo un torrente de imagenes poeticas que entra en mi retina . El sacerdote como la conexiòn de limpiar mis pecados que no son tan atroces . No he robado , no he matado , no he violado . Pero la soberbia carcome mi alma como la serpiente en el desierto .Veo la pequeña fila de feligreses que ven una forma casi metafisica de sentirse bien .Los vitrales resplandece y el altar se ven las flores de una procesiòn y en las bancas el susurrar de las oraciones . En mis oidos escucho el cantico lejano de un coro de monjes gregorianos .El frio polar invade Antofagasta . El frio cala en los huesos de esa señora mendiga que daria un pedazo de su alma por una sopa caliente y una calida frazada . Siento que mis culpas no se limpia con el secreto de confesiòn . Me imagino que el sacerdote tiene que escuchar las historias mas increibles desde amores prohibidos hasta crimenes horrendos . En mi conciencia siento el dolor de haberme dejado llevar por un juego de intrigas y de conquistar nuevos territorios .El frio entra en la Catedral y las lagrimas recorren mi rostro y el rosario en mis manos caen en la baldosa de la Catedral . Cuentos las monedas de mi bolsillo y veo que mis culpas se pueden evaporar provocando que la señora indigente logre tener un poco de calor con algunas monedas . Que la tristeza no gire como las lagrimas de un hada en la ciudad de la furia .


MARIETTA MORALES RODRÌGUEZ ANTOFAGASTA